Y sembrar semillas siempre se puede, aunque no sea más que sembrar verdades.
Claro que cuando hay sequía, eso importa sacrificio.
A veces se siembra con una especie de terquedad, con una especie de desesperación, se siembra con amargura, llorando, como dice la Biblia.
Se tiene la impresión de estar malgastando las semillas, las fuerzas y la vid.
Pero es la ley de la vida, no la tenemos más que para gastarla.
Como les dije en la otra conferencia:
Todos los caminos de esta vida, por más vueltas que den, confluyen invisiblemente hacia una palabra terrible, pero ungida con las promesas divinas, que es sacrificio.
Y el sacrificio es no solamente posible sino hasta gozoso cuando está inspirado por un verdadero Amor.
San Agustín y Nosotros
No hay comentarios.:
Publicar un comentario