Punto de encuentro de todos aquéllos que estén interesados en vida y obra del Padre Leonardo Castellani (1899-1981)

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viernes, 25 de noviembre de 2016

El micrófono de Dios

En alguna oportunidad, Castellani se refiere al P. Riccardo Lombardi S.J., quien fuese apodado "il Microfono di Dio".
[Sobre el estado actual de la Iglesia] ya ha hablado el padre Lombardi, en un librote titulado Pío XII: Per un mondo migliore que está en nuestras manos; el cual Lombardi, "il microfono di Dio", aunque no esea santo de nuestra devoción, "propala" aquí varias cosas excelentes, entre ellas una amplia revisión del armazón externo de la Iglesia, que parece —y está— hoy día carcomido en tantas partes.

"La introducción más y más larga y directa de los laicos en la ciudadela eclesiástica, tan celosa hasta hoy de la exclusividad de sus poderes", exclama el orador italiano, tesis que tiene por autor primero al excelso poeta francés Paul Claudel. En suma, en vez de que los sacerdotes se "entren" de obreros, que los obreros hagan un poco de sacerdotes, en ese gran "senado de católicos" que él propicia. También él hace notar que el manejo impersonal de los asuntos eclesiásticos por una burocracia mecánica y ciega puede producir males espantosos, como produjo el resentimiento y la caída reciente de una gran teólogo alemán ¡y no uno solo a osadas!, idea que en sus dos librotes Pío XII per un mondo migliore y Per un mondo nuovo propala el porvenirista "il microfono di Dio", con bastante malhumor de la prelatura vaticana, pero con el auspicio directo de Pío XII, según leemos en periódicos italianos. ["Los curas proletarios", Dinámica Social, nº 45 (Bs. As.: mayo de 1954); reproducido en Seis ensayos y tres cartas (Bs. As.: Dictio, 1978).]
En su curso sobre Psicología Humana, sigue diciendo Castellani:
El temor que cubre nuestra época se desahoga a ratos en espasmos de euforia y de esperanza, basadas en la superstición. Prosperan los pseudo-profetas, los profetas eufóricos, sacerdotes o no sacerdotes; y sacerdotes de la religión o sacerdotes de la Ciencia, que es hoy día la verdadera religión de las masas. Por aquí anduvo un sacerdote muy elocuente y afamado, el P. Lombardi, a quien yo tengo por pseudo-profeta, que tiene grandes éxitos en las masas italianas predicándoles un siglo de paz, de dicha y de bienandanza basado en el democristianismo, en la bondad o en la bondadosidad (que no es la caridad) y en el Primado de Italia, “il primato italiano”; nación según él elegida por Dios para dominar al mundo, por lo menos en lo religioso. [En cuanto a Lombardi, si macaneó aquí todo lo que quiso, fue porque yo no estaba: o si estaba, estaba sin los medios de ladrar. Yo soy el perro guardián para estos casos; el perro de la Iglesia Argentina por lo menos (Tachado en el original).] 
Y más adelante,
Cuando yo estaba en Roma en 1947, el P. Lombardi proponía una Cruzada de la Bondad aplaudida por todas las revistuchas y diaruchos de Europa, que haría él con otros doce Apóstoles, elegidos de todas las razas y lenguas del mundo, vestidos de blanco y en un aeroplano blanco con un piloto negro. Recorrerían todos los Luna Park del mundo predicando la bondad, todo lo cual se inició con una gran colecta; y terminó lo mismo que la ascensión a la estratósfera del P. Puig y el Mayor Olivera, y la gran colecta de los 10.000 pilotos, y otras grandes colectas. Esto es romanticismo religioso, y como en el mundo hay muchos vivos, siempre hay alguno que se aprovecha del tango de modo contante y sonante.” [Psicología Humana, (Mendoza: Jauja, 1996).] 
Pero donde se despacha realmente es en Los Papeles de Benjamín Benavides, donde lo llama Milanesi.
Leyó el folleto L’Italia di rimpetto ai nuovi tempi del padre Milanesi —creo que este apellido que don Benya usa es, en realidad, Lombardi— y escuchó por radio a este célebre orador dos veces. Organizaron en el camp una solemne audición para todos los prisioneros y asistió el teniente italiano, el capellán y todos los guardias. Éste era un predicador que “hacía furor” en este tiempo en Italia, recorría Italia y llenaba de oyentes los teatros. Al viejo no le gustó nada. En el cuaderno que tengo hay dos fragmentos, del 27 de febrero y del 2 de marzo de 1947 que voy a copiar y que expíe san con todo desenfado la impresión y el juido que le mereció. ¿Qué mal puede hacer ya ahora a don Benya el que eso se conozca?
Sigue luego en Los Papeles un largo comentario sobre el panfleto, calificando a "Milanesi" de pseudoprofeta por prometer el triunfo temporal de la Iglesia y, finalmente, continúa con una digresión sobre la democracia cristiana.

En una carta del 9 de mayo de 1951, en los fragmentos reproducidos en Psicología Humana por el P. Biestro, Castellani vinculaba a Lombardi con Teilhard de Chardin y, agrega, "es muy posible que el Lombardi lo haya ayudado con su prestigio en Roma, pues el francés fue llamado a Roma por Janssens (el entonces General de los jesuitas y salió triunfante." 

Finalmente, en "El centenario de un libro", en Nueva Crítica Literaria, sale en defensa de Kirkegor contra Sciacca, Lombardi y otros muchos.



Pero, ¿quién era el Padre Lombardi? 

Riccardo Lombardi nació en Nápoles el 28 de marzo de 1908. Cuando nace Riccardo, su padre el ingeniero piamontés Luigi Lombardi era profesor titular de Física Técnica en Nápoles. Su madre, por otra parte, era fundadora del movimiento "Bimbi di Via" (para niños de la calle) y del "Apostolato della Culla" (para niñas madres). Posteriormente, en 1922 se mudarán a Roma, donde el padre será docente de electrotécnica en la Real Escuela de Ingeniería y, más tarde, senador del Reino, y la madre presidente de la rama femenina de la Acción Católica. Allí, el joven Riccardo estudió en el Liceo Clásico Torquato Tasso y luego en la Facultad de Jurisprudencia. Pero tras una breve crisis psicológica, entra en el noviciado jesuita de Frascati en 1926.

Lombardi se graduó en filosofía en la Universidad de Roma con una tesis sobre Santo Tomás de Aquino y el pensamiento crítico. Ordenado sacerdote en 1936, pasa a Florencia y, luego, a Roma, inscribiéndose en la Gregoriana. Se destacó como orador y argumentador, y el general de la Compañía de Jesús, Ledochówski, lo sumó a la redacción de la Civiltà Cattolica.

Tras graduarse en teología en la Gregoriana en 1943, tuvo a su cargo la crítica de los filósofos contemporáneos para la afamada revista de los jesuitas italianos. Allí, en 1944, en tres números, publicó su reseña sobre Kierkegaard y el Exitencialismo a que se refiere Castellani más arriba.

También sus superiores le encargaron tournées de conferencias. En Lucca, en aquellos años, conoció a Gilda Maggiorini, hermana secular del instituto Regnum Christi, carismática y de fama taumatúrgica, que influyó no poco en el Padre Lombardi.

En 1945, desde La Civiltà Cattolica, sostuvo una polémica con el P. Togliatti quien imaginaba un acuerdo entre comunistas y católicos para la reconstrucción moral y material de la Italia de postguerra. Sus artículos "anti comunistas" fueron reproducidos y repartidos por toda Italia en números inmensos. Incansable, recorrió teatros e iglesias por todo el país, hablando contra el comunismo, lo que le ganó gran popularidad. Y fue, sin duda, instrumental en la victoria de la democracia cristiana en las elecciones generales del 2 de junio de 1946.


A partir de ese momento, quedaría ligado al movimiento de la "Terza Via" que, siguiendo los lineamientos sociales de la enseñanza de Pío XII, buscaba desarrollar un programa social y político equidistante del capitalismo y del comunismo. 

El 11 de enero de 1947, pocos días después de la llegada de Castellani a Italia, Lombardi fue recibido en audiencia privada por el Papa. Le presentó un plan de movilización general de los católicos que fue aprobado por el Sumo Pontífice. Al mes, el jesuita-orador comenzó sus transmisiones radiales. El fuego de su oratoria, intercalada con la frase "Gesù mi ha detto", lo hizo conocido con el sobrenombre irónico de "il microfono di Dio".

En febrero de 1948 comenzó la Crociata della Bontà, coordinada entre Lombardi y la Acción Católica Italiana. Lombardi, con su discípulo, el también jesuita Virginio Rotondi, predicaron en toda la Península contra el comunismo. En marzo, en Milán, en la plaza de la catedral, llegó a reunir más de un cuarto de millón de personas.

 

Su actividad radiofónica, así como sus "misiones" de predicación, tuvieron indudable influencia en la victoria demócrata cristiana del 18 de abril de 1948. El 5 de mayo es recibido en audiencia por el Papa. Su biógrafo, el P. Rotondi S.J., afirma que Lombardi expresó al Papa, en tono profético, que si éste quería detener una revolución comunista sangrienta en Italia, debería renovar pacíficamente la Iglesia. Una semana después, el P. Lombardi presentó a la Curia un "Proyecto de Renovación de la Iglesia".

Pocos días después, en un discurso en Ara Coeli, se refirió a los excesos y venganzas cometidas por algunos exponentes de la resistencia antifascista. Fue querellado por la Associazione Nazionale Partigiani d'Italia, pero aunque ésta fue archivada, la polémica en la prensa fue demasiado importante. En diciembre del '48, el general jesuita Janssens lo intima por orden del Papa a no volver a referirse a cuestiones políticas, no ocuparse del comunismo y limitarse a tratar argumentos religiosos.

Entre 1949 y 1951, la Cruzada de la Bondad estuvo de gira por el extranjero, en Europa, los Estados Unidos y América Latina (a ese viaje se refiere Castellani). Pero, mientras tanto, en Italia, era alejado de la redacción de La Civiltà Cattolica, donde su tono "apocalíptico y populista", había cosechado muchos rechazos.

A su regreso a Italia, trabajó en un "Plan para Italia", al que sumó políticos como Medi, Giordani, Pastore, Gonella, Gedda, Dossetti y (hasta) De Gasperi. En ocasión de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen María, predicó ante unos 400 de los 622 obispos de todo el mundo que se habían congregado en Roma.


Parece que el Papa pensaba en consagrarlo obispo y nombrarlo sucesor de Marchetti-Selvaggiani como vicario de Roma. Pero el libro de que habla Castellani más arriba, Per un mondo nuovo (Roma: 1951), donde proyectaba una reforma integral de la Iglesia y de la sociedad, provocó que se alzasen voces en contra en el mismo Vaticano.

En 1952 estuvo trabajando en la formación de una alianza electoral entre los democristianos, los monárquicos y el neofascista Movimento Sociale Italiano con la candidatura del viejo dirigente católico Luigi Sturzo. La "operación Sturzo" falló y Pío XII pidió a Lombardi que era tiempo de dejar su lugar.

Sin embargo, Pío XII seguía "encantado" y, contra la recomendación de los superiores jesuitas, bendice la fundación del Istituto "Per un Mondo Migliore" en la villa Mondragone, cerca de Frascati. 

Según el P. Rotondi, Lombardi participó en el "complot" que provocó el alejamiento de M. Rossi de la presidencia de la Acción Católica y de Montini de la Curia romana, favorables a un acuerdo entre católicos y socialistas.

Por aquellos años, su instituto comenzó a preparar a misioneros focolares que, según los proyectos de Chiara Lubich, se infiltrarían en los países comunistas. Simultáneamente, Lombardi y su obra se mudaron a Rocca di Papa, al norte de Albano.

Con Juan XXIII, Lombardi cayó en desgracia. En 1960 le exigió perentoriamente la explicación de las fuentes de financiamiento del instituto, el movimiento y sus misiones con su movimiento millonario de dinero. A fines del año siguiente, tuvo una audiencia con el Papa que no fue buena; sólo pudo entregarle una copia de su proyecto de reforma eclesiástica para que fuese tenido en cuenta en el Concilio próximo.

El proyecto fue impreso como libro, Concilio: Per una riforma nella carità, y distribuido entre obispos de todo el mundo con una nota donde se hacía creer que el mismo coincidía con las ideas del Papa. La Compañía de Jesús secuestró el libro e impidió su traducción, y el maestro del Sacro Palacio, Ciappi, publicó un artículo (Verso il Concilio in unione col Romano Pontefice, 11/I/1962) donde afirma que el escrito de Lombardi no tiene ningún valor más que el de una opinión privada y personal.

A pesar de lo que pensaba, Lombardi no fue convocado como perito al Concilio. Apenas electo, Pablo VI nombró al cardenal Antoniutti como interventor del Istituto Per Un Mondo Migliore y en 1965 será puesto bajo la autoridad directa de los superiores jesuitas (y en 1975 fue cedido al sacerdote español Juan Pedro Cubero).

Por aquellos años, Lombardi viajó por América Latina y el Lejano Oriente, predicando misiones. Murió en Rocca di Papa, en la sede del Mondo Migliore, el 14 de diciembre de 1979.