Punto de encuentro de todos aquéllos que estén interesados en vida y obra del Padre Leonardo Castellani (1899-1981)

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jueves, 18 de diciembre de 2014

Pedido de ayuda de un lector

Nos llega el siguiente pedido a nuestro correo electrónico. Ojalá algún otro lector pueda ayudarnos.

Estimados amigos:
Pax tecum!
Les escribo para pedirles un gran favor: en una mudanza se me hizo trizas el cuadro del P. Leonardo Castellani y he buscado la foto que tenía en internet pero sólo encontré esta que no tiene muy buena calidad.
Tendrán uds. esta foto del Padre como para imprimirla y hacer de nuevo el cuadro?
Quedando a la espera de sus noticias, aprovecho para felicitarlos por la página.
En Cristo Rey y María, Madre de la Iglesia
D. O. G. C.
 
Tamaño original del archivo enviado como adjunto por el lector
 

lunes, 8 de diciembre de 2014

La muerte de Martin Fierro




Castellani
LA MUERTE DE MARTÍN FIERRO
(Desiderio Fierro y Cruz)

Buenos Aires
CINTRA
1953


Interesante estudio sobre esta obra poco conocida del P. Castellani:

María Mercedes Rodríguez Temperley, "'La muerte de Martín Fierro', de Leonardo Castellani: Apuntes de genética textual", IX Congreso Argentino de Hispanistas, 27 al 30 de abril de 2010, La Plata. Memoria Académica, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata.


jueves, 4 de diciembre de 2014

Benson, Castellani y fariseísmo


Los grados del fariseismo, según Castellani. El 5to. nuestra actual romana calamidad, según Bensonians

"- El fariseísmo viene a ser como...los fariseos son "religiosos profesionales"...como el profesionalismo de la religión - dije-, recordando una frase de Gustavo Thibon.
- Ese es solamente el primer grado de fariseísmo en todo caso - reflexionó el viejo -. A ver si podemos describirlo por sus grados:
El primero: la religión se vuelve meramente exterior...
El segundo: la religión se vuelve profesión, métier, gagne-pain.
El tercero: la religión se vuelve instrumento de ganancia, de honores, poder o dinero.
- ¡Es como una escleorotización de lo religioso, un endurecimiento o decaimiento progresivo! - saltó el teólogo.
- Y después una falsificación, hipocresía, dureza hasta la crueldad...- dije yo.
-Jesucristo en el Evangelio condenó a los fariseos - machacó fray Florecita - y con eso basta.
El judío se había quedado como absorto. Después prosiguió con una voz hueca y ronca...
- Yo tiemblo de decir lo que oso pensar...Mi corazón tiembla delante de Dios como una hoja de árboñ al pensar en el misterio del fariseísmo. Yo no puedo indignarme como el Divino Maestro; yo, miserable gusano, le tengo miedo - y de hecho se estremeció bruscamente todo su cuerpo, y dos lágrimas asomaron a sus ojos.
- Los otros grados - prosiguió - ya son diabólicos. El corazón del fariseo primero se vuelve corcho, después piedra, después se vacía por dentro, después lo ocupa el demonio. "Y el demonio entró en él", dice Juan de Judas.
El cuarto: la religión se vuelve pasivamente dura, insensible, desencarnada.
El quinto: la religión se vuelve hipocresía: el "santo" hipócrita empieza a despreciar y aborrecer a los que tienen religión verdadera.
El sexto: el corazón de piedra se vuelve cruel, activamente duro.
El séptimo: el falso creyente persigue de muerte a los veros creyentes, con saña ciega, con fanatismo implacable...y no se calma ni siquiera ante la cruz ni después de la cruz..."Este impostor dijo que al tercer día iría a resucitar"; de modo que, Oh Excelso Procurador de Judea...Guardias al sepulcro." 
Leonardo Castellani, Cristo y los Fariseos.
Ediciones Jauja 1999

lunes, 1 de diciembre de 2014

De Vórtice...

21/11/2014

Celoso guardián

En el apreciado blog Castellaniana han resuelto otra vez darle cabida a los comentarios de un tal “Pampeano”, quien, como fruto de sus rondas, y según lo que se deduce de sus ironías, aparentemente pudo comprobar la existencia de ejemplares clandestinos de algunas obras del padre Castellani tanto en una “librería de la calle Solís” como en Vórtice.

Todo lo que podía decir al respecto ya lo dije mediante nota que el mismo blog tuvo la gentileza de republicar en su momento, y de la cual no corrijo una coma. Pero aprovecho la insistencia del celador para incluir ahora otras cuestiones, parte de las cuales hacen a la vida íntima de un pequeño emprendimiento familiar y amical como Vórtice, cuya marca está sostenida en nombres y apellidos que este guardián anónimo ha decidido ensuciar en cumplimiento de alguna misión desconocida.

1) Vórtice es, específicamente, una editorial que hace ya muchos años no realiza tareas de distribución de otros fondos editoriales, pero aún cuenta con una pequeña librería que atiende en horarios reducidos y en la cual se exhiben y venden, acorde a las posibilidades físicas del local, una selección de otros productos editoriales aparte de los propios, con especial énfasis en algunos autores.

2) Uno de los autores que se privilegian es, lógicamente, Leonardo Castellani, pues no por nada la primera obra que decidimos publicar, allá por 1989, fue El Apokalypsis de San Juan, que dio comienzo a nuestro oficio editorial. Vale la pena recordar que, luego de haber editado cinco títulos más de tan querido autor (incluidas dos reediciones), a causa de razones ajenas tuvimos que dar por terminada la tarea. La involuntaria censura tuvo por broche o frutilla la misma obra con la que nos iniciamos, El Apokalypsis, que reeditamos en 2005; sin embargo, esta suerte de paradoja recién la pudimos constatar años después, en 2008, cuando nos vimos obligados a deshechar la edición ya terminada de otro libro del padre, Perogrullo y Compañía, que sin embargo había sido convenida con el entonces tenedor de los derechos. Lo hecho, hecho quedó. Todos los títulos editados siguen figurando en nuestro catálogo, aún agotados, como punto de orgullo. No nos dio oro, nos dio dicha, que es más valiosa que el oro.

3) Desde el 2005 hasta al presente, la única obra de Castellani que se publicó en la Argentina fue Juan XXIII-XXIV, por parte de la librería Lectio (Córdoba), en 2013. Hubo ediciones de algunas de sus obras en España, pero sólo llegaron a pocas librerías argentinas, en exiguas cantidades y a precio elevado. Según se informa, también su Lugones tuvo acá una reedición a cargo de la Biblioteca Nacional, mas formando parte quizás de alguna colección protocolar, pues no circula. En definitiva, han pasado casi diez años con apenas la edición argentina de un solo libro (o dos) de Castellani, y hay que apuntar que tal ausencia no se debe a la falta de interés de las editoriales argentinas, al menos de varias de ellas, incluida Vórtice.

4) Además de que conservamos ejemplares de dos de los títulos editados, La reforma de la enseñanza y Cristo ¿vuelve o no vuelve?, más otros pocos que en su momento fueron adquiridos a su anterior editor, Jorge Castellani, y a la anterior poseedora de los derechos, Irene Caminos, no sé si hace falta explicar que todo libro suyo que nos ofrecen, nuevo o usado, es en Vórtice bienvenido, bien pagado, bien exhibido y bien vendido. No tenemos ninguna obligación de cuestionar o investigar la procedencia, del mismo modo que no nos interesa en lo más mínimo conocer la identidad o la función de los comentaristas vigilantes. Que se apersone, en todo caso, quien corresponda. Mejor por sí que por apoderado.

5) Pero además, ¿no te das cuenta?, éste es el resultado de una inexplicable terquedad (lo digo sin ningún ánimo ofensivo o belicoso) que ya es hora de considerar. Supongamos que alguien obtuvo del estado, por equis motivo, la concesión de la laguna de la que bebe el pueblo, y a partir de entonces los pobladores se vieron impedidos de acceder a ella porque el concesionario la alambró y se ausentó o se cabreó o qué sé yo. Estaban todos dispuestos a pagar por el consumo, dadas las circunstancias, pero: o no le pareció nunca suficiente el precio justo, o tenía la expectativa de que alguien invirtiera en una gran cisterna que en menor tiempo le diera mayor beneficio, o intentó mudar de país la laguna pero sólo consiguió estibar unas cubas, o quizás se obstinó en imponer el sabor que debía tener esa agüita para el que la bebe. Sea lo que sea, la laguna siguió vedada, y como la sed no se puede controlar, tarde o temprano los pobladores iban a hacer lo que empezaron a hacer: entrar por las noches con unas cubetas, treparse a las ramas con baldes encordados, ocultar caños y mangueras en el pasto... Al final armarán hileras para pasarse los tachos de mano en mano, tal como se hacía antes para apagar un incendio.

6) A cada cual lo suyo, ¿quién lo niega? Más todavía: ¿quién es el que lo impide? Un principio moral, y del sentido común, más viejo que el más viejo de los antepasados: el que obtiene un derecho, obtiene a la vez un deber. Luego fortalecido por el Evangelio: obtiene ante todo un deber. Así que: explíquese o cállese. Mejor aún: restitúyase y edítese. Pero ya basta de vigilar y rezongar.

7) ¿Un título cada diez años? ¿Cuánto falta para que El Evangelio de Jesucristo vuelva a caminar? Va de vuelta: ojalá los libros que escribió el padre Castellani recuperen en la Argentina el lugar que se merecen, que los argentinos se merecen. “Que todos quieran ayudar”, incluidos los vigilantes. Lo quiera Dios.

Alejandro Bilyk