Punto de encuentro de todos aquéllos que estén interesados en vida y obra del Padre Leonardo Castellani (1899-1981)

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martes, 8 de enero de 2019

Otra reedición feliz: "El ruiseñor fusilado"

Leonardo Castellani, El Ruiseñor Fusilado (Athanasius Editor), 156 pp., 15 x 20,5 cm.

Los sucesos de la vida de Verdaguer no son obscuros; son, en todo caso, confusos; pero es porque se ha volcado adrede confusión encima, en estos tiempos que vivimos de confusión. La vida del poeta sacerdote fue enteramente límpida: si de algo pecó, fue de ingenuidad. Su psicología es cristalina: fue un payés genial, un gran poeta de origen humilde, barrido por una tormenta social demasiado grande para sus fuerzas psicológicas; y en el fondo, una víctima del fariseismo. Por lo tanto, una especia de mártir y una especie de soldado que cae abrazado a su bandera. Sugestionable y terco, si se quiere; de una emotividad y sensibilidad extraordinaria --supuesto que sería injusto decir enfermiza--; pero, ¿hubiera podido ser gran poeta de otro modo?

Su obra literaria, y su vida misma, fue tronchada de golpe al llegar a su madurez, en medio de tormentos morales y materiales severísimos. La Providencia quizá depuró su alma y la llevó a la perfección por lo que se ha llamado su 'tragedia', o su 'eclipse'. Sin 'quizá'. Pero estos son arcanos divinos; y lo que le interesa al estudioso es el 'problema humano' de Verdaguer: al psicólogo, al moralista, al sociólogo, al teólogo.

Los 'sucesos' no son obscuros. En todo caso, lo que hay de obscuro es la raíz última de los sucesos, que allí sí hay tinieblas. El problema es hondo. Claro que no vamos a blasonar de resolverlo todo; pero se puede tratar de reflexionar sobre él con serenidad y franqueza. Es de justicia hacerlo.

jueves, 3 de enero de 2019

Reedición de *De Kirkegord a Tomás de Aquino*

Kirkegor fue a la vez un gran poeta —aunque no escribió versos—, un gran filósofo y un gran teólogo, el intérprete más grande de la Biblia que ha existido después de San Juan Damasceno. Su obra total puede ser calificada de filosofía de la religión, aunque es la filosofía más varia e inasible que se pueda imaginar, imposible de reducir a sistema.

Exactamente, su obra hubiese sido reconocida por los antiguos como un Itinerarium Mentis: como un cuaderno de ruta de una ascensión mística; ... un descenso a los subterráneos de una especie de largo purgatorio, que sólo termina con su muerte...

Nacido bajo el signo de Lutero e imbuido de él desde la cuna, terminó su camino bajo el signo de Tomás de Aquino, coincidiendo con él en todas sus posiciones esenciales...

Un hombre solo no puede salvar a una sociedad de la ruina; pero un hombre solo puede ser vuelto por Dios una Señal de que una sociedad va a la ruina.
De la contratapa.

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Existen muchas y variadas introducciones a la Filosofía, e incluso el P. Castellani ha escrito una, Lecciones de Metafísica, y ha recomendado la Introducción a la Filosofía de González Casas; pero este libro que ahora presentamos es más que eso: es una introducción al filosofar, pues Castellani, el maestro, nos enseña a filosofar.

Y nos lo enseña con quizás la experiencia propia de aprender a filosofar; después de haber leído mucho (¡y con un solo ojo!), aprendido de los Grandes, meditado, rezado e internalizado, "hay que olvidarse de todos los libros después de haberlos leído todos", como nos lo enseña en Camperas.

Cuenta el Dr. Alberto Caturelli que en un Congreso Internacional de Filosofía Cristiana Joseph Pieper recomendaba, si queríamos conocer a Kierkegaard, leer un libro "de un autor poco conocido, el P. Leonardo Castellani, De Kirkegord a Tomás de Aquino, uno de los mejores libros que hay sobre el tema". Y no fue errado el juicio de este gran filósofo-teólogo-contemplativo, que fue también él maestro de muchos.
Éste es un libro difícil. Pero "no hay que hacer la religión más fácil sino más difícil" (como repetía Castellani), porque Dios está más allá de lo que podamos imaginar o pensar.
De la presentación.