pero siempre que sea campo de guerra justa;
dichoso aquel que muere por diez palmos de tierra
donde pone sus plantas alguna causa augusta.
Dichoso aquel que muere por su casa y su tierra,
siempre sin haber hecho dolo ni fuerza injusta;
dichoso aquel que compra su tálamo de tierra,
que compra con su sangre la cama eterna adusta.
Dichoso aquel que muere por la Cosa Solemne,
aunque sea pequeña como un grano de anís;
dichoso aquel que muere para que quede indemne
la vida de un niñito, la gloria de un país;
Dichoso aquel que muere por algo que es perenne,
sea el Santo Sepulcro, Dulcinea o Beatriz…
O por un sol en campo de doble cielo y lis.
JERÓNIMO del REY
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