Punto de encuentro de todos aquéllos que estén interesados en vida y obra del Padre Leonardo Castellani (1899-1981)

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sábado, 31 de julio de 2021

Castellani y los curdos

 

CON PERDON DE LA PALABRA

Castellani y los curdos


Viudo, yo me volví a casar. Y tuve la fortuna de que me tocaran dos suegros estupendos. Me referiré aquí al primero de ellos, Carlos Ibarguren (h), que quizá haya sido mi mejor amigo y me enseñó muchas cosas. Por él me enteré del asunto que paso a tratar.­

Carlitos, así lo llamaba todo el mundo, fue un nacionalista destacado, tenía buena pluma y había escrito el libro De Monroe a la Buena Vecindadreferido a la política exterior norteamericana. Libro del cual la embajada yanqui compró dos ediciones para evitar su difusión.

 

Pues bien, Carlitos me explicó este asunto de Catos y Curdos que paso a tratar.­

Los Catos constituían la vertiente católica del nacionalismo argentino, formada en los Cursos de Cultura Católica, de señalada influencia en nuestro país. Los Curdos eran los viejos trompeadores nacionalistas, herederos de la Liga Patriótica de los hermanos Carlés. Aquella que había mantenido el orden en las celebraciones del Centenario, fusil en mano.

No se distinguían éstos por su piedad, pese a ser primariamente saludables.­

Me explicó Carlitos que uno de los muchos méritos del padre Leonardo Castellani SJ consistió en catequizar a los Curdos, quienes vieron en él un sacerdote capaz de entenderlos. A la vez que el cura recibió de ellos alguna influencia, como ser el gusto por las trasnochadas, por la  política y por el periodismo.

Cuando Castellani integró una lista de candidatos a diputado por la Alianza Libertadora Nacionalista, los Curdos confirmaron que el sacerdote hablaba su mismo idioma. Sin perjuicio de que esa candidatura la ocasionara un grave desencuentro con su orden.­

O sea que a Castellani se debe el bautismo de una fracción importante del nacionalismo argentino. ­

Ejemplo de ello es el caso de Nenucho Muñiz, caricaturista temible de los periódicos nacionalistas y religiosamente escéptico, que acudía provisto de un grabador a la iglesia del Tránsito para grabar los sermones dominicales de Castellani, reunidos más tarde en un tomo titulado Domingueras Prédicas. 

Tuve yo el honor de tratar bastante a Castellani, que bautizó a mi hijo mayor, hoy sacerdote. Logré que colaborara en el periódico De Este Tiempo que publicábamos con algunos amigos bajo la tutela de Franci Seeber. Y le escribí el prólogo de su libro Nueva Crítica Literaria, hablando en el acto en que éste fue presentado. También hablé en su presencia cuando se celebró un aniversario del combate de la Vuelta de Obligado en el desaparecido restaurant de la Estación Retiro.­

Alguna vez estuvo a cenar en casa. Oportunidad en que nos contó que antiguos padres de la Iglesia habían creído en la posible existencia de Angeles Neutrales, que no habían tomado parte en la batalla librada entre los ángeles fieles encabezados por Miguel y los ángeles rebeldes, seguidores de Luzbel.

Esos Angeles Neutrales serían los gnomos, elfos y duendes que vagan por el mundo a la espera de una segunda oportunidad para pronunciarse.

Claro, explicó el cura, que eso no es posible pues los ángeles, puro espíritu, tienen conocimiento directo de las cosas y no se valen del razonamiento para llegar a una conclusión, de modo que no dudan.

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