"Rivadavia encadena al Padre Castañeda en Kaquelhuincul, y al dictarse la ley del olvido, se olvida del clérigo. Cavia, Varela, Agüero, a coro lo denostaron por sus presuntas locuras. Piccirilli, el mayor panegirista de don Bernardino, pondera a Castañeda y lo exime de las acusaciones de enajenado. En todo caso, el sacerdote anticipa, en el siglo XIX, lo que en el XX significó Leonardo Castellani, otro cura que expresaba con crudeza y fina ironía su sentimiento patriótico. ..."
Tomado de Juan Carlos Cardinali, "Un país sin búhos ni teros", revista El Arca del Nuevo Siglo (publicación La Caja de Ahorro y Seguro S.A.).
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