Ese jesuita olvidado que en los ’60 imaginó un Papa con olor a oveja
Leonardo Castellani, en una nueva obra del escritor olavarriense Juan Waldemar Wally.
Juan Waldemar Wally, reconocido filósofo y escritor radicado en
Olavarría, dice estar preparado para la presentación en la próxima Feria
del Libro de Mar del Plata de su última obra, nuevamente dedicada a
rescatar del olvido a una figura de trascendencia histórica en la
Argentina.
“Pensamiento histórico y político de Leonardo Castellani” (1899-1981) es el nuevo libro de Wally, que surgió de la editorial Los Pinos a fines del año pasado.
¿Quién fue Castellani? El autor cita la respuesta que a esta pregunta dio uno de los discípulos de Castellani en el seminario, el padre Héctor Mandrioni: “Fue la inteligencia más brillante que produjo la Iglesia Argentina y que en buena medida había sido desaprovechada por ella”.
Hacia mitad de los años ’30 y comienzos de los ’40, Castellani, jesuita como el hoy papa Francisco, era ya un prolífico escritor referente del catolicismo de orientación antiliberal. Su derrotero político en ese tiempo como algunos de sus escritos le provocaron los primeros conflictos con las autoridades de su orden. Esa relación siguió empeorando hasta que en octubre de 1949 fue expulsado como jesuita y suspendido a divinis en su ministerio sacerdotal.
Wally asegura que “Castellani, sufrió, como pocos, la “conspiración del silencio” de la que hablaba Raúl Scalabrini Ortiz”, y en la introducción del libro refleja cómo se rebeló contra los castigos y luchó en sus últimos años contra crueles enfermedades.
En su ensayo se concentra sobre su pensamiento histórico y político, aún cuando la obra de Castellani es extensa, incluyendo poesía, cuentos, novelas, ensayos, artículos periodísticos y comentarios de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino.
Es indudable que Jorge Bergoglio conoció a Castellani, tanto a su persona, como a su realidad y escritos. En 1971 le es ofrecido a Castellani el reingreso en la orden de los jesuitas pero ya la rechaza por razones de salud. Y será en 1973 cuando el padre Bergoglio asume, apenas cuatro años después de haber sido ordenado sacerdote, como el provincial de los jesuitas en la Argentina, cargo que desempeñará hasta 1979. En 1981 murió Castellani.
Tras que Bergoglio se convirtiera en el Papa Francisco, en marzo de 2013, y apenas unos meses después de ver el estilo “de cercanía” del nuevo pontífice, particulares publicaciones católicas repararon, sorprendidos, en cómo esos gestos, llamativos para la prensa internacional, coincidían con los imaginados por Castellani en su novela de anticipación “Juan XXIII (XXIV)” de 1964.
En efecto, en junio de 2013 el periodista Carmelo López Arias titula así un artículo: “Sorprendentes semejanzas entre una novela de Leonardo Castellani y la figura de Francisco”, para subtitular, en referencia a ese personaje literario concebido medio siglo atrás: “Papa argentino, va en metro, ‘huele a oveja’, acude a ‘las periferias’, censura el fariseísmo, crea un selecto grupo de cardenales… ¿y no es Francisco?”.
En el mismo artículo, se sugiere que en su trayectoria como Papa, Bergoglio coincide también en plasmar algunas ideas de Castellani, más allá de esas celebradas formas de la actuación pública.
El referido López-Arias arriesga esta comparación: “Castellani no fue peronista, pero sí uno de los autores de referencia del nacionalismo católico argentino… y Bergoglio se formó y colaboró en su juventud y como sacerdote con la derecha peronista, que bebe de la tradición intelectual del nacionalismo católico argentino aunque incorpore elementos ajenos a ella”.
Wally, respecto del pensar político de Catellani, expresa: “Está centrado en la crítica al liberalismo y las propuestas de superación de la crisis a la cual ha llevado a nuestro país. El liberalismo proclamaba la libertad, pero en realidad la destruyó. Lo que quería realmente era la libertad de comercio, es decir la libertad para el Gran Dinero o Capitalismo”.
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