En el último programa de "Lágrimas en la lluvia", conducido por el escritor Juan Manuel de Prada (en el canal español Intereconomía TV), se trató sobre la cuestión del Milenarismo. En la primera parte, se habló bastante de la postura del Padre Leonardo Castellani al respecto, especialmente en boca del conductor y del comentarista Miguel Ayuso.
1 comentario:
Estimados Amigos:
Encuentro bastante pobre el análisis que se hace respecto al milenismo o milenarismo. Los profesores Miguel Ayusso y Felipe Widow redundan sobre la incertidumbre en la interpretación certera del tema.
Si en el Apocalipsis se habla del Reinado de mil años de Cristo, es porque efectivamente esto va a ocurrir. Y por consiguiente, al ser una profesía, se la puede estudiar y seguir tal como Dios la revela. Esa posición debe ser inapelable. Otra cosa es, mal interpretar la profesía y equivocarse en nuestra interpretación particular.
El Apocalipsis fue escrito para dar esperanza en medio de la confusión de un mundo ateo. Y esta esperanza está fundada sobre principios supra terrenales. Pero cognoscible para los hombres.
En otras palabras, Dios comunica a los hombre la verdad, en un lenguaje que puede ser entendido por el intelecto humano.
No da lo mismo, ser milenarista o no serlo. Poniendo como excusa las opiniones opuestas que existen entre los primeros padres hasta el siglo IV, para luego dar paso a los siglos posteriores de la interpretación alegórica.
El milarismo marca muy fuertemente el gran triunfo terrenal de la Iglesia Católica sobre todos sus enemigos. El milenarismo muestra el poder de Cristo sobre este mundo. La victoria de Dios no es sólo espiritual, sino además terrenal. Y a mi juicio, esto se debe a un asunto de justicia divina.
Así como Cristo derrotó al Demonio con su resurrección, así lo va a volver a derrotar públicamente con un reinado de su Iglesia.
No podemos caer en la tentación, de presentar el tema como un frente de discusión intelectual y teológica, sin que esto tenga una responsabilidad de tipo individual trascendente para nosotros.
Un abrazo.
Fray Agrícola.
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