[Castellani] nació en la provincia de Santa Fe, Argentina. Ingresó a la orden en 1918 en Córdoba, para pasar luego a Buenos Aires a cursar la teología. Sin embargo, terminó sus cursos en la Universidad Gregoriana de Roma en 1931. Hizo la Tercera Probación en St. Acheul, Francia, donde aprovechó para obtener un diplomado en estudios superiores de filosofía. Ahora bien, para obtener el grado debía rendir examente y Hurtado lo convenció de estudiarlo en Eegenhoven, cerca de Lovaina, después de invitarlo a dictar unos Ejercicios Espirituales [...]. Cuenta Castellani en sus memorias que ese viaje a Bélgica fue providencial, ya que "Hurtado me persuadió a quedarme a preparar el examen y me resultó muy bien a causa de las tres bibliotecas colosales, de la lujosa soledad del parque, el contacto con los profesores, sobre todo el padre Maréchal S.J.; abatí trabajando lo menos el doble que en París". Ese mismo año de 1934 publicó en París una obra en francés sobre los Ejercicios de san Ignacio y que se reeditó en Buenos Aires en 1991. A fines de 1936, Castellani ya se encontraba nuevamente en Argentina, desarrollando una labor intelectual verdaderamente polifacética. Es evidente que más de una preocupación tenía en común con Hurtado. El chileno, en un manuscrito suyo de 1938 sobre "una reforma del bachillerato", dice lo siguiente: "No olvidar la experiencia hecha por el padre Castellani con sus alumnos que leyeron los clásicos y lo que los aprendieron por texto", experiencia que compartió antes de que este jesuita publicara su libro Reforma de la Enseñanza en 1939. Castellani también incursionó en política y fue candidato a diputado y figura de un sector del nacionalismo argentino. Una biografía apunta: "A causa de problemas surgidos con sus superiores, fue amenazado con la expulsión. Viajó a Europa a fines de 1946 y recurrió al padre general [Jean Baptist Janssens], pero en respuesta fue enviado a España y residió dos años en Manresa (1947-1949)". Justamente estando Castellani en esta estadía forzosa recibió la visita de su ya viejo amigo chileno. En su viaje a Europa en 1947, en carta al padre Álvaro Lavín S.J. desde Barcelona, dice Hurtado que "en Manresa vi al padre Castellani, muy bien en su espíritu, pero muy roto en su cuerpo". Castellani, por su parte, escribió en su diario, con fecha 10 de septiembre de 1947, que le resultó "gratísimo" recibirlo. Su biografía en el Diccionario de la orden apunta que, en 1949, a su regreso a Argentina, "se le leyó el decreto de expulsión de la orden y se vio sometido a una larga suspensión canónica (1949-1966), que le impidió el ejercicio del sacerdocio". Murió en Buenos Aires quince años más tarde.
Manuel Salas Fernández, “Castellani Contepomi, Leonardo Luis (1899-1981)”, La formación jesuita de Alberto Hurtado: De Chillán a Lovaina (1923-1936) (Santiago de Chile: Univ. A. Hurtado, 2018).
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