La Iglesia actual no está inspirada por el Espíritu de Dios. Muchas cosas que pasan en la Iglesia de hoy, sería impiedad nefasta atribuirlas a Dios. Habría que renunciar al sentido moral y aun a la más tenue idea del Dios del Evangelio.
Conmigo la santa madre Iglesia no se ha portado como madre. Se ha portado de un modo inicuo, injusto, maligno, cruel e impecable. No se ha portado ni siquiera de un modo humano. He aquí una experiencia directa e irreductible, que no puedo eliminar ni interpretar al revés con ningún conato ni esfuerzo posible. Es una visión inmediata, como la de los ojos; más que la de los ojos. Visión mía propia, que no puedo comunicar a nadie. Pero yo la sé.
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