Era un hombre alto, de pelo blanquísimo, de perfil aquilino y austero. En su expresión había una intrincada combinación de bondad, ironía, inteligencia, modestia y orgullo. El departamento era muy pobre, colmado de libros. Cuando llegaron, al lado de los papeles y una máquina de escribir había restos de pan y de queso. Con timidez, con disimulo, … trató de quitarlos.
-Sólo les puedo ofrecer un vaso de vino de Cafayate.
Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas (1961, novela).
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