En vísperas de una nueva jornada electoral en la Argentina, vayan estas luminosas y esclarecedoras líneas, que son como «un llanto sobre la Patria», y escritas hace ya más de sesenta años, pero de gran actualidad.
Le hemos rendido el debido
culto, en la medida en que no podemos sustraernos, so pena de multa.
El democratismo liberal, en el
cual somos nacidos, uno puede considerarlo como una herejía, pero también por
suerte como un carnaval o payasada: con eso uno se libra de llorar demasiado,
aunque tampoco lo es lícito reír mucho. Ahora está entre nosotros en su
desarrollo último –en su desarroi, como dicen los franceses– y una
especie de gozo maligno es la tentación del pensador, que ve cumplirse todas
sus predicciones, y desenvolverse por orden casi automático todos los
preanuncios de los profetas y sabios antiguos que –empezando por Aristóteles–
lo vieron venir y lo miraron acabar…, como está acabando entre nosotros. [SEGUIR LEYENDO]
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