Kirkegor fue a la vez un gran poeta —aunque no escribió versos—, un gran filósofo y un gran teólogo, el intérprete más grande de la Biblia que ha existido después de San Juan Damasceno. Su obra total puede ser calificada de filosofía de la religión, aunque es la filosofía más varia e inasible que se pueda imaginar, imposible de reducir a sistema.
Exactamente, su obra hubiese sido reconocida por los antiguos como un Itinerarium Mentis: como un cuaderno de ruta de una ascensión mística; ... un descenso a los subterráneos de una especie de largo purgatorio, que sólo termina con su muerte...
Nacido bajo el signo de Lutero e imbuido de él desde la cuna, terminó su camino bajo el signo de Tomás de Aquino, coincidiendo con él en todas sus posiciones esenciales...
Un hombre solo no puede salvar a una sociedad de la ruina; pero un hombre solo puede ser vuelto por Dios una Señal de que una sociedad va a la ruina.
De la contratapa.
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Existen muchas y variadas introducciones a la Filosofía, e incluso el P. Castellani ha escrito una, Lecciones de Metafísica, y ha recomendado la Introducción a la Filosofía de González Casas; pero este libro que ahora presentamos es más que eso: es una introducción al filosofar, pues Castellani, el maestro, nos enseña a filosofar.
Y nos lo enseña con quizás la experiencia propia de aprender a filosofar; después de haber leído mucho (¡y con un solo ojo!), aprendido de los Grandes, meditado, rezado e internalizado, "hay que olvidarse de todos los libros después de haberlos leído todos", como nos lo enseña en Camperas.
Cuenta el Dr. Alberto Caturelli que en un Congreso Internacional de Filosofía Cristiana Joseph Pieper recomendaba, si queríamos conocer a Kierkegaard, leer un libro "de un autor poco conocido, el P. Leonardo Castellani, De Kirkegord a Tomás de Aquino, uno de los mejores libros que hay sobre el tema". Y no fue errado el juicio de este gran filósofo-teólogo-contemplativo, que fue también él maestro de muchos.
Éste es un libro difícil. Pero "no hay que hacer la religión más fácil sino más difícil" (como repetía Castellani), porque Dios está más allá de lo que podamos imaginar o pensar.
De la presentación.
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